Mis manos sacuden la rabia
de mi silencio.
Camino hacia la ventana
y giro mi cabeza,
buscando la luna,
La luna sabuesa,
que se ahuesa en un rincón.
Doy manotazos al aire,
blanqueo mis pensamientos
recojo la nostalgia
de la tierra,
Doy mi corazón
a las sombras,
a la luna pastora del cielo
y las estrellas.
Camino y medito
y vuelvo ha caminar.
Es la nada:
la noche que algunas veces vemos
y nunca comprendemos.
.
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